Murcia. Una joya arqueológica entre andamios.

Artículo de Rosa Martínez en La Verdad

Hace treinta y dos años el poblado islámico de Medina Siyâsa, en Cieza, todavía dormía bajo tierra. De su existencia solo daban alguna pista los muros derruidos del castillo árabe que aún hoy coronan el cerro de La Atalaya y los restos de muralla que asomaban por algunos puntos de su ladera. Ellos y la Historia eran los que permitían a los arqueólogos aventurar lo que podía esconderse bajo este enclave rocoso, ubicado en una posición estratégica; a unos 300 metros de altura y con una privilegiada vista al Valle de Ricote. Lo que quizá no imaginaron aquellos expertos era la gran riqueza arqueológica y el extraordinario estado de conservación con el que afloraría el asentamiento islámico, poblado por los árabes durante algo más de dos siglos y medio (XI-XIII) y abandonado por sus últimos habitantes en 1266, después de que éstos fueran expulsados por las tropas cristianas.

Cieza,  Reportaje Medina Siyasa.

Medina Siyâsa se excavó en los primeros años de la década de los 80 bajo la dirección del arqueólogo Julio Navarro. A la luz salieron 19 casas árabes, perfectamente delineadas, en cuyas dependencias todavía se apreciaban canalizaciones, despensas, pozos ciegos y patios interiores. Con ellas surgieron más de doscientos arcos y pórticos -algunos de hasta cuatro metros de altura- que hoy son la mejor colección de decoración arquitectónica que se conserva en España de este periodo. No en vano, aglutina el 70% de la totalidad de los arcos domésticos procedentes del Al-Andalus encontrados en nuestro país. Dormidas quedan más de 700 casas, al menos una gran mezquita y miles de tumbas que, de momento, seguirán enterradas.

Desde su excavación entre 1982 y 1989, el yacimiento ha permanecido casi en el olvido. Sobre él, cuenta el responsable del Servicio de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Cieza y director del Museo Medina Siyâsa, Joaquín Salmerón, no se ha llevado a cabo ninguna actuación de envergadura más allá de los trabajos realizados durante las campañas de verano que anualmente ha acogido el yacimiento, y que, aunque han servido para ralentizar el deterioro de esta joya arqueológica, no han podido evitarlo. Los tres metros de altura con los que emergieron los muros de algunas de las casas enterradas en Medina Siyâsa están reducidos a la mitad, y las piedras que un día formaron parte de su estructura se han dado de bruces contra el suelo. Los cimientos de este entramado árabe llevan tres décadas a la intemperie, y la lluvia, el viento y el vandalismo -en 2003 el yacimiento sufrió importantes destrozos- «le han hecho mucho daño», apunta Salmerón; pero también la dejadez. En 2005, la Consejería de Cultura firmó un convenio con el Ayuntamiento de Cieza para la adecuación del yacimiento, pero los trabajos no se llegaron a ejecutar y ésta reinvirtió la partida económica reservada a este fin en el Consorcio Turístico del Cañón Almadenes, en el que figuran tanto la Comunidad como los ayuntamientos de Cieza y Calasparra.

Cieza,  Reportaje Medina Siyasa.

Tres años después, en 2008, Cultura aprobó un nuevo convenio bajo el que se enmarcan las obras de consolidación que actualmente se están llevando a cabo en el antiguo asentamiento islámico. Los trabajos han tardado en llegar seis años desde este último acuerdo, y aunque lo han hecho con retraso, los andamios ya se dejan ver en Medina Siyâsa.

 

Dos fases

Las tareas de conservación y reconstrucción del yacimiento empezó a materializarse el pasado mes de noviembre con el acondicionamiento de los accesos y el camino que conduce al poblado árabe, y con la instalación de una enorme grúa para acercar herramientas y materiales hasta el punto exacto de trabajo sin dañar el conjunto arqueológico. El proyecto, impulsado por el Ayuntamiento de Cieza, a través del Consorcio Turístico de Almadenes, y financiado en un 70% por la Comunidad, consta de dos fases y prevé en una primera actuación -presupuestada en 121.900 euros- la reconstrucción volumétrica de una de las casas, en concreto la número 6, cuya reproducción exacta se puede visitar en el Museo Medina Siyâsa de Cieza. Se trata, indica Salmerón, de la primera vivienda que se empezó a excavar y que «más daños ha experimentado a lo largo del tiempo». También es una de las más monumentales. De ella se conservan dos arcos de 3,95 metros de altura, de los que ahora, explica Salmerón, se van a hacer dos copias en piedra natural «que se colocarán en el balcón exterior de la edificación -con vistas al río Segura- para que el visitante pueda contemplar lo que hace más de setecientos años veían sus moradores». Pero antes se llevará a cabo el techado de la casa y la reconstrucción, desde arriba, de sus muros. Sobre el terreno que ocupa esta vivienda árabe ya se han anclado 22 micropilotes de dos metros de profundidad y diez centímetros de diámetro. De ellos emergen 22 vigas metálicas unidas en su parte superior por otras horizontales sobre las que se apoyará su cubierta, y de las que se descolgarán los muros que delimiten su superficie para evitar que éstos descansen sobre los restos originales. Ambos estarán separados por una distancia de escasos tres centímetros.

Cieza,  Reportaje Medina Siyasa.

La segunda fase, cuyos trabajos está previsto que arranquen el próximo mes de mayo -aunque la fecha se podría retrasar en función de cómo avancen las obras en la casa nº 6-, comprende la instalación de una valla de protección a lo largo del perímetro del yacimiento, hasta ahora solo delimitado por la alambrada instalada en los años 80. Para esta segunda fase el presupuesto es mayor -cercano a los 270.000 euros, según apunta Salmerón- ya que, explica el director del museo ciezano, hay que llevar a cabo una excavación arqueológica sobre la línea de terreno en la que se va a instalar la valla, y esto conlleva «un proceso muy lento». Si estas dos primeras actuaciones resultan satisfactorias, fundamentalmente la primera, cuya puesta en marcha responde a un «proyecto pionero» que está llevando a cabo la empresa Azuche, la intención del Ayuntamiento es la reconstrucción, casa por casa, de todo el yacimiento. Para ello, el convenio firmado en 2008 establecía una subvención de 1,2 millones de euros, de la que procede la financiación de los trabajos que ahora se están realizando en el poblado islámico. Según Cultura, el resto del dinero -al que se deben sumar 500.000 euros comprometidos por el Ayuntamiento de Cieza- «se irá dando conforme se vayan ejecutando los proyectos», cuya fecha de finalización está fijada para 2017, que es cuando caduca el convenio suscrito en 2008.

Por ahora, las actuaciones que se realizarán en Siyâsa contemplan únicamente la restauración y consolidación de su entramado: «Realizar nuevas excavaciones sin haber consolidado las que se hicieron en los años 80 no tiene sentido», apunta Salmerón, quien explica que las únicas excavaciones que se han llevado a cabo desde aquella época han estado dirigidas a dibujar la figura de calles y plazas con el objetivo de acondicionar el yacimiento para las visitas turísticas, que el pasado año comprendieron el 30 % de las rutas guiadas realizadas en el municipio. De hecho, el próximo mes de septiembre, el conjunto arqueológico volverá a acoger una nueva campaña de excavación y limpieza de las calles árabes.

Cieza,  Reportaje Medina Siyasa.

El viaje hasta Medina Siyâsa no solo da cuenta de la presencia hace más de setecientos años de los árabes en el entorno de Cieza, sino que además arroja luz acerca de sus costumbres y la organización de sus ciudades. También muestra al visitante algunas curiosidades como la intención de sus antiguos pobladores de volver a sus casas. Entre los muros que delimitan sus calles es fácil distinguir el tapiado de puertas y ventanas para proteger las viviendas de posibles vándalos, algo que muchas han conseguido incluso después de que el tiempo haya enterrado sus cimientos.

 

La Verdad

 

La Comunidad de Murcia respalda al Ayuntamiento con los restos del edificio de San Pedro.

Los servicios de Arqueología de la Comunidad Autónoma han determinado lo mismo que sus colegas en el Ayuntamiento. Que el yacimiento encontrado en el solar situado entre la plaza de San Pedro y la calle Jara Carrillo no tiene ninguna singularidad especial, porque se trata de restos medievales y árabes muy rotos o fragmentados por el efecto de los cimientos de otras construcciones posteriores.

Ese yacimiento salió a la luz cuando se derribó un antiguo edificio que fue construido en esa parcela, donde está previsto levantar un bloque de viviendas. Los técnicos municipales recomendaron que no se conservaran los hallazgos después de que se realizara la correspondiente excavación en el lugar por un grupo de arqueólogos. Un portavoz de la Comunidad Autónoma indicó a esta redacción que la Administración regional redactó el pertinente informe, una vez que recibió toda la documentación por parte del Ayuntamiento, que está obligado a consultar con este departamento en caso de que aparezcan restos arqueológicos tanto en terrenos públicos como privados.

SAN PEDRO-MURCIA

Esa misma fuente explicó que la resolución se dictó el 30 de septiembre pasado, ratificando la propuesta realizada por los servicios técnicos de la Administración local. En ciudades como Murcia y Cartagena suele ser habitual encontrar en obras del centro del casco urbano restos arqueológicos, pero se decide conservar aquellos que son realmente relevantes y este no es el caso.

Mientras, en esa misma calle, donde se tiró el edificio de San Pedro que dio paso a la excavación arqueológica, la pala excavadora se ha llevado por delante otro edificio protegido en el PECHA (Plan Especial del Conjunto Histórico Artístico), que se encontraba ubicado en la confluencia de la calle Jara Carrillo con la de San Nicolás, en pleno corazón del casco urbano. La concejalía de Urbanismo indicó a esta redacción que se ha dado orden a los promotores de que deben reconstruir fielmente la fachada.

 

La Opinión de Murcia

 

Lorca. El uso de material más ligero prevendrá posibles derrumbes en el patrimonio.

La utilización de materiales más ligeros a la hora de llevar a cabo la restauración de los edificios que conforman el patrimonio histórico y cultural de la ciudad podría prevenir derrumbes. Ésta fue una de las conclusiones de las Jornadas sobre Patrimonio en Riesgo, que se celebraron en Lorca en noviembre de 2011, a pocos meses de los terremotos. Una advertencia que se está cumpliendo en las reconstrucciones que se llevan a cabo en la ciudad, en especial en el caso de las iglesias.

Los responsables técnicos de esas obras de rehabilitación reconocen que una parte importante de los daños sufridos en algunos templos se debió al excesivo peso de las cubiertas de los mismos. En trabajos de restauración anteriores a los terremotos a algunos de ellos se les aplicó unas sobrecargas con hormigones que en el momento del seísmo resultaron negativas para el edificio.

El caso tal vez más palpable se produjo en la iglesia de Santiago, con una historia que conforman una sucesión de desastres y modificaciones que la han marcado desde 1674. Lo que ocurrió en 2011, el colapso total del crucero y la cúpula, es achacable en buena parte, según afirman los expertos, al excesivo peso de la techumbre, que provocó el quiebro de uno de los arcos y la caída del tambor y cúpula girando en el aire.

LORCA

Entre las conclusiones de aquellas jornadas, que ahora vuelven a la actualidad al ser editadas por el Ministerio de Educación y Cultura, se apunta que «ante un seísmo, las estructuras históricas más dañadas son las que han sido reparadas con elementos estructurales rígidos de hormigón armado». Este estudio añade que «este tipo de materiales o técnicas constructivas deben evitarse en las restauraciones y utilizar siempre material y sistemas compatibles». El ejemplo más significativo de la aplicación de estas recomendaciones se le adjudica a la ya mencionada iglesia de Santiago, en la que se han sustituido elementos antiguos rígidos y pesados por otros más ligeros y más resistentes frente a seísmos. De esta forma se ha conseguido reducir el peso de las cubiertas en unas 150 toneladas.

Lo más llamativo, aunque ese detalle no es apreciable a la vista, ha sido la nueva cúpula, construida a base de una estructura muy ligera de madera laminada sobre la que se apoya, por el exterior, el tablero y las tejas, que van atornilladas. Por el interior, también de madera, el aspecto es similar a la original, pero el conjunto ha visto reducido de forma sustancial su peso y será capaz de resistir mucho mejor otro terremoto.

Otros templos, como el santuario patronal, y las iglesias de San Mateo, El Carmen y San Cristóbal, presentaron problemas similares en cuanto a la existencia de estructuras de hormigón en las techumbres, fruto de restauraciones anteriores, que han sido eliminadas total o parcialmente.

La Verdad

 

Murcia. Siete monumentos corren riesgo de desaparición o destrucción.

Siete monumentos de la Región de Murcia están incluidos en la llamada Lista Roja del Patrimonio Histórico español, elaborada por la fundación ‘Hispania Nostra’, según la documentación recabada por ElPajarito.es. Esta lista aspira a recoger aquellos elementos del Patrimonio que “se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores”. 

En concreto, se trata de los siguientes monumentos:

– El castillo de Mula

– El castillo de Xiquena (Fontanares, Lorca)

– El castillo del Puerto de la Cadena.

– Las ermitas del Monte Miral (Cartagena)

– El monasterio de San Ginés de la Jara

– El palacio de los Vélez (Mula).

– El yacimiento arqueológico de San Esteban.

CASOS MURCIANOS-YACIMIENTO SAN ESTEBAN

En la web hispanianostra.org se detallan los monumentos y los riesgos que corren. En el caso del castillo de Mula (siglo XVI), afirma que “ocupa la parte alta de un imponente complejo defensivo de murallas y torres de época medieval. Su tracista fue Luis Fajardo, posible criado de la casa de los Vélez, según consta en una lápida”. Es un Bien de Interés Cultural (BIC) de propiedad privada y el Ayuntamiento de Mula posee solo el 5% de la propiedad. Durante algunos años estuvo a la venta. En la web de la citada fundación puede leerse: “En estado de abandono. Cerrado al público. Con graves daños por actos vandálicos. Afectado por los terremotos de Mula y Lorca. Necesita urgentemente un plan de restauración”. Sobre los riesgos, indica que “su estado de abandono y la falta de un plan de seguridad han provocado varios accidentes, el más grave la muerte de una niña de corta edad hace casi veinte años, y otro recientemente, con lesiones importantes a otra menor, a comienzos de 2013, y que sorprendentemente no han servido para dar solución a los problemas de accesibilidad del edificio ni por parte de la administración regional, valedores de la conservación del patrimonio, ni de los actuales propietarios, responsables del inmueble. A ello se unen los actos vandálicos como el arranque de puertas, pintadas, suciedad y el grave deterioro del castillo por los recientes terremotos, que han abierto grietas en muros estructurales, siendo el único monumento, cuando es el más importante de la ciudad y de los más singulares de la Región de Murcia, que no fue restaurado tras el terremoto de Mula de 1999. Esto podría provocar una catástrofe para las familias que habitan en la parte alta de la ciudad, si se repitieran otros episodios sísmicos”.

Sobre el castillo de Xiquena (en la diputación lorquina de Fontanares), se señala que “es una de las fortificaciones más singulares de la Región de Murcia. De origen islámico, fue conquistada por las tropas del Adelantado Mayor Alonso Yáñez Fajardo en 1433, convirtiéndose entonces en la más pura vanguardia fronteriza frente al reino nazarí de Granada”. Es del siglo XIII. El castillo está en ruinas, aunque fue declarado BIC por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español. En cuanto a los riesgos, se indica que está “abandonado y en progresivo desmoronamiento”.

El castillo del Puerto de la Cadena (El Palmar) es del siglo XII y de propiedad particular. Está en ruinas y bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. Está abandonado y en progresivo desmoronamiento.

Sobre las ermitas del Monte Miral, ‘Hispania Nostra’ señala que “solo quedan tres ermitas de las nueve que existieron en el Monte Miral, diputación de El Beal. Son de los siglos XV a XVIII y estaban adscritas al Monasterio de San Ginés de la Jara, hoy también abandonado y en ruinas. La más destacada es la Ermita de los Ángeles”. Son BIC y de propiedad particular. Sobre su riesgo, comenta que están en ruinas y en “deterioro progresivo por abandono, hundimientos, expolio y vandalismo”. En 1985 el Museo Arqueológico Municipal de Cartagena emprendió tareas de desescombro, limpieza y dibujo de la ermita de los Ángeles.

San Ginés de la Jara (Cartagena) es “el único monasterio con supuestos orígenes medievales que se conserva en la Región de Murcia. A finales del siglo XV se ubica en este lugar el patronato del Marquesado de los Vélez (conseguido por Juan Chacón en 1491) y este hecho, junto con el advenimiento de los franciscanos, propiciaron un florecimiento del enclave. Hacia finales del siglo XVIII Diego de Arce, ministro provincial de los franciscanos de Murcia, emprendió la reforma que dotó al convento de la identidad arquitectónica que, a pesar de sus derruidos muros, presenta en la actualidad. (…) El conjunto monacal, formado por monasterio y huerto, está bordeado perimetralmente por un muro de mampostería. La fachada presenta las huellas de numerosas reformas y restauraciones. El huerto se conserva en razonable estado”. Es propiedad del Ayuntamiento de Cartagena y BIC por el decreto 24/1992, de 28 de febrero (BORM nº 93, de 22-4-1992). Se encuentra “en ruina progresiva por abandono” y sus riesgos son “mayores deterioros, hundimientos y expolio”.

En cuanto al Palacio de los Vélez, se indica que “la villa de Mula, a principios del siglo XVII, se convirtió en el núcleo central de la administración señorial y sede de la corte marquesal de Los Vélez durante largos periodos. Por ello decidieron los marqueses construir un enorme palacio en la villa, a poniente, y con bellos jardines. Muy transformado en la actualidad, fue con toda seguridad el complejo palacial más grande del reino de Murcia. (…) En las décadas de los sesenta y setenta sufrió una gran transformación, que desfiguró la homogeneidad del conjunto al venderse el edificio por partes”. También se resalta que “el jardín del palacio fue urbanizado y es casi irrecuperable. Urge la elaboración de un plan de compra y restauración de parte del edificio que sirva para rehabilitar esta zona del conjunto histórico-artístico. Su grado de protección no contempla la importancia histórica del edificio”. La familia Blaya-Cifuentes, última gran propietaria del palacio, donó al Ayuntamiento de Mula, en el año 2008, varias dependencias del mismo con el fin de impulsar la restauración y recuperación del edificio. Se encuentra catalogado e inscrito con el nº 29.015 y con grado de protección nº 2 tanto en el Catálogo del Patrimonio Cultural de la Región de Murcia como por el Plan Especial de Protección y Revitalización del Casco Histórico de Mula, aprobado definitivamente en el año 2000. Su estado es de “ruina y abandono” y sus riesgos son “derrumbe de los tejados y desaparición de los artesonados barrocos. No se ha intervenido en su interior, excepto en la portada de acceso, hace muchos años. Algunas de las dependencias están en estado de ruina y de abandono. Ciertos propietarios habitan en infraviviendas”.

Del yacimiento arqueológico de San Esteban se afirma que “las excavaciones arqueológicas efectuadas en el antiguo Jardín de San Esteban han permitido evidenciar una ocupación que puede remontarse a fines del siglo XI con un desarrollo progresivo que alcanza hasta mediados del siglo XIII. Fue declarado BIC con categoría de zona arqueológica en 2011. ‘Hispania Nostra’ asegura que una vez protegido, el yacimiento se retirará de la Lista Roja para pasar a la sección ‘Patrimonio restaurado o en restauración’.

La Lista Roja del Patrimonio se actualiza periódicamente. ‘Hispania Nostra’ solicita la colaboración de asociaciones, entidades y personas interesadas en la defensa del Patrimonio mediante la cumplimentación de una ficha de información y su envío a Hispania Nostra a través del correo electrónico ( listaroja@hispanianostra.org).

El Pajarito

 

Lorca. Patrimonio recuperará otros 250 metros de la muralla del Castillo a finales de mayo.

Dentro de cuatro meses está previsto que terminen los trabajos en marcha para la recuperación de un nuevo tramo de la muralla del Castillo, precisamente en la zona en que mayor deterioro sufrió como consecuencia de los terremotos de 2011. Se trata de unas obras a las que el Instituto del Patrimonio Cultural de España ha destinado medio millón de euros.

El proyecto lo ha realizado el arquitecto Francisco Jurado, que fue el responsable de los trabajos de emergencia en la torre del Espolón y en algunos otros tramos de la muralla en el sector occidental de la fortaleza, también dañados por los seísmos. Las obras las lleva a cabo la empresa lorquina Lorquimur.

El área en la que ahora se trabaja es la situada en la zona noreste de la alcazaba, la más próxima al barrio de Santa María, en la que se produjo un deslizamiento rocoso que arrastró una parte de la muralla y dejó, en estado más precario de lo que ya estaban, los restos de las estructuras fortificadas.

LORCA 1

Arquitectos del Ministerio de Cultura y de la Comunidad Autónoma, junto con el director de las obras, Francisco Jurado, y varios arqueólogos, entre los que estaba Jorge Eiroa, profesor de la Universidad de Murcia y responsable de las excavaciones arqueológicas en el Castillo, han visitado las obras del tramo cuya rehabilitación ya está a punto para analizar los siguientes pasos.

El recrecimiento de la muralla se está haciendo recuperando las piedras que se desprendieron en su momento y que, en buena parte, quedaron en la ladera. Jurado explicó que «lo que estamos haciendo es consolidar las estructuras y los muros, pero sin recrecerlos mucho. Incluso la parte superior quedará sin terminar porque no se sabe con seguridad la altura que debió tener la muralla en esa zona».

 

Casi a punto

Casi está terminado el tramo entre la parte que rehabilitó el Parador y la puerta del Refugio, y los trabajos entran a partir de ahora en la zona más complicada. Esta puerta, hoy cerrada a cal y canto porque el camino en zig zag que llega desde la carretera de circunvalación desapareció hace años, era el único acceso peatonal a la fortaleza.

Los muros de protección de dicho camino también se van a recuperar porque hay intención de que esta puerta vuelva a funcionar como antaño para facilitar el acceso peatonal, aunque es posible que con alguna ayuda mecánica.

LORCA 2

En los próximos meses las obras seguirán recuperando tramos sucesivos de muralla y, en aquellos en que ya no existe por los derrumbes, está previsto su recuperación con hormigón ciclópeo de cal, encofrado con tablilla delgada, en un plano más retrasado, para que quede visible y obvio su aspecto totalmente distinto al resto de la muralla de piedra, como obedece a una etapa contemporánea.

El criterio general de los expertos pasa por mantener, para la rehabilitación de la muralla, la utilización de fábricas de piedra y mortero de cal similares a las existentes, con rejuntando y saneamiento de la mampostería y la colocación de alguna hiladas «de sacrificio y protección», aunque distinguibles, que sirvan de contención del terreno intramuros y de protección para las personas que paseen por esas zonas, por lo que debió ser el camino de ronda de la muralla.

Como señala el arquitecto Jurado, y ya se puede apreciar en el tramo rehabilitado, «se procura evitar el acabado lineal de las coronaciones de la muralla, terminando la mampostería de un modo irregular aunque con una inclinación de las coronaciones para evitar acumulaciones de agua de lluvia. El objetivo es mantener la sensación de ‘muralla rota’, de la que realmente se desconoce altura y remates originales de forma precisa».

En cuanto a la puerta del Pescado, antiguo acceso al barrio judío, que también se incluye en estas obras, se quiere reconvertir en un mirador hacia el Guadalentín, explica Jurado.

La Verdad