Los puntos negros del patrimonio valenciano.

Defendieron poblados durante siglos en guerras y escaramuzas, embellecieron ciudades emergentes o custodiaron las cuitas de nuestros antepasados. El patrimonio valenciano respira con dificultad. A los achaques de la edad se suma una terrible enfermedad que recuerda a la ‘Nada’ de La Historia Interminable. El olvido avanza por un reino que no es, precisamente, el de Fantasía. En muchos sitios la historia sí que se ha terminado porque ha desaparecido. Castillos completamente borrados del mapa, yacimientos arqueológicos de primer orden sepultados bajo la hierba o templos en los que sólo quedan unas pocas estructuras en pie.
La financiación necesaria para consolidar, mantener o, simplemente, salvar de la extinción muchos de estosrestos históricos hace tiempo que no llega, especialmente ahora que la crisis ha asfixiado partidas que ya eran, en algunos casos, exiguas.
Dar una vuelta por el patrimonio valenciano es hoy una tarea desagradecida y poco alentadora. En la Comunitat Valenciana había contabilizadas 764 construcciones entre fortalezas, torres, masías e iglesias fortificadas y 277 son castillos. De las 102 fortificaciones contabilizadas en la provincia de Valencia, el 80% se encuentra muy destruido o en avanzado estado de deterioro. Hay restos que, incluso ya han desaparecido por completo. Así lo demuestra un estudio elaborado por investigadores de las Escuelas de Arquitectura, Caminos y Agrónomos de la Universidad Politécnica de Valencia, en colaboración con la Asociación de Amigos de los Castillos, que ha analizado a fondo los últimos 45 recintos que básicamente quedan en pie. Para elaborar esta radiografía se descartaron vestigios «de los que se tenía constancia documental pero que, por desgracia, han desaparecido por completo, lo que da una idea del gran grado de debilidad en el que se encuentran estas fortalezas que dieron su vida y salvaguardaron pueblos que ahora los han olvidado por completo», explica Manuel Ramírez, experto y director del trabajo de investigación.
La falta de financiación, azuzada ahora más que nunca por la crisis económica, junto a repetidos expolios y cuantiosos actos vandálicos que se ceban en estos enclaves, normalmente apartados donde no hay ninguna vigilancia o medida de protección, son las plagas que están minando poco a poco el legado valenciano.
Memoria perdida
Las fortalezas que no están en manos privadas están catalogadas, en su mayoría, como Bien de Interés Cultural (BIC). No obstante, los listados actuales de estos lugares protegidos son muy escuetos y a veces poco claros.
Este estudio ha concretado muchas características de los castillos que han sobrevivido. «Se ha obtenido cuantiosa información que no estaba catalogada y fotografías que ni siquiera están en las bibliotecas». Todo este trabajo de campo puede ser la base «para poder actuar o intervenir, un primer paso fundamental» que rescate todo este legado.
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Pero el avance lo deben dar las Administraciones y en este punto la «cooperación es clave, fundamental. Todas las Administraciones son responsables del mantenimiento y recuperación de este patrimonio pero hoy esa colaboración no existe y estamos perdiendo un rico patrimonio cultural, histórico y paisajístico». Muchas personas ni siquiera pueden visitar estos conjuntos porque, sencillamente, es imposible acceder a ellos. No hay sendas, ni camino, ni itinerarios, ni carteles orientativos de ningún tipo. Para dar a conocer cuál es la delicada situación de este patrimonio, el equipo de investigación de la Universidad ha planteado al Ayuntamiento de Valencia mostrar todo este material «en una de las pocas fortalezas que quedan en la ciudad, las Torres de Quart».
El rosario de ejemplos de restos históricos y arqueológicos en apuros es abrumador. El castillo de Sagunto, Monumento Histórico Artístico, acumula más de 30 puntos negros en materia de seguridad para el visitante, carece de carteles explicativos o formativos y parte de sus murallas se mantienen en pie a duras penas, asediadas por filtraciones, tímidas inversiones y millones de chumberas que ocultan y dañan los restos.
El castillo comparte su desdicha con un BIC situado a pocos kilómetros, el Grau Vell de Sagunto. Se trata de uno de los recintos portuarios excavados más importantes del Mediterráneo y el único que queda de la costa valenciana pero desde hace años está sepultado por maleza y tierra y sin un proyecto de consolidación y musealización que permita hacerlo visitable.
Hace más de seis años dos prospecciones subacuáticas confirmaron la existencia de otro yacimiento contiguo, esta vez sumergido, donde se detectaron restos de una antigua construcción (un posible faro) y vestigios de cargamentos de las naves romanas que fondeaban cerca de la costa. Nada de esto ha podido salir a la luz.
En comarcas como la Ribera hay Bienes de Interés Cultural que más que joyas históricas parecen casas abandonadas. Es el caso del poblado amurallado de Berfull, en Rafelguaraf. Se trata de una urbe medieval fortificada compuesta por una sola calle y ubicada en medio de un llano. Es una de las pocas edificaciones de este tipo que hay en la Comunitat. Humedades, basura y enormes derrumbes convierten estos vestigios en auténticas ruinas. Una de las señas de Benifaió es la Torre de Musa, un torreón de origen árabe del siglo XIII que lleva años esperando una intervención.
Otro yacimiento histórico valenciano olvidado por la falta de intervenciones es la ciudad ibérica de Caudete, de los siglos V al III a.C., que acumula muros dañados. El Puntal dels Llops en Olocau (Valencia) es un fortín del siglo III a.C. que también se desmorona. El Castellet de Bernabé en Llíria, un caserío fortificado, está amenazado por desprendimientos y vegetación invasiva. «Su estado de conservación actual es muy malo. Se actuó en los años ochenta y desde entonces no se ha vuelto a intervenir», apunta Consuelo Mata, investigadora y profesora del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universitat de València.
En este paseo no apto para deprimidos hay que recalar por la Safor, comarca en la que también hay puntos negros como la capilla de l’Assumpció de la Mare de Déu de Gandia, muy cercana a la Insigne Colegiata, cuyo estado es tan crítico que asociaciones en defensa del patrimonio alertan de peligro de derrumbes debido a graves problemas estructurales.
También la ermita de Sant Vicent, que en su origen podría haber sido una mezquita, está en situación de avanzada degradación.
Otro caso es el de la ermita de la alquería de Martorell, asediada por filtraciones, goteras y cañizo podrido entre sus vigas. La imagen que presenta la vieja ermita es deplorable. Este edificio histórico lleva mucho tiempo descuidado. Tanto es así que el Ayuntamiento se vio obligado hace unos dos años a derribar la cubierta para que no se desplomara. Las inclemencias meteorológicas contribuyen a empeorar la situación. El templo es del siglo XX, no obstante su importancia radica en que está construido junto a un trapig del siglo XVI, en el que se molía caña para obtener azúcar.
Uno de los temas de más actualidad en conservación del patrimonio en Gandia es el de l’Alqueria de la Torre dels Pares, ubicada en los terrenos colindantes al futuro hospital comarcal, y que también presenta partes degradadas y ha sufrido actos vandálicos.
En la provincia de Castellón hay más vestigios que no pasan por su mejor momento. Es el caso de la Iglesia de la Purísima Concepción de Vall de Almonacid, que fue cerrada al culto en abril de 2005 cuando varias catas confirmaron la falta de solidez del firme y los problemas de cimentación del templo. Filtraciones de agua ya se llevaron por delante parte de la cubierta. Las crecientes grietas y la caída de cascotes suponían un peligro para los feligreses que, desde el cierre, celebran los oficios religiosos en un edificio municipal. Casi cinco años y medio después, se habló de ejecutar un proyecto de rescate que comenzaría en 2011. No ha empezado.
La Cartuja de Vall de Crist de Altura es otro ejemplo de joya histórica en apuros. Su existencia arranca en 1385 cuando se colocó la primera piedra de la iglesia de San Martín. Hoy, siete siglos después, es uno de los escasos edificios que se conservan dentro de este conjunto catalogado BIC. Sus ruinas piden a gritos una rehabilitación integral y un plan director para frenar los derrumbes que padece, el último en un muro de la cocina.
Actos vandálicos y robos «continuos han dañado aún más el antiguo monasterio. Este lugar ha tenido enorme importancia en el tiempo y hoy está en ruinas. Hace poco prometieron ejecutar el techado de la iglesia mayor, para poder preservar los muros», explica Manuel Sellés, miembro de la Asociación Cartuja de Vall de Crist, entidad que nació precisamente para rescatar del olvido este monumento y que hoy cuenta con más de un centenar de socios.
Otro detalle de hasta qué punto faltan medios para, al menos, dar a conocer el patrimonio insignia valenciano es la falta de folletos del museo de un tesoro cultural de la provincia y el único declarado Patrimonio de la Humanidad; la Valltorta. Tras agotarse recientemente, en la sala tuvieron que fotocopiar el último, que es lo que dejaban al turista para informarse. Desde que en 1998 la Unesco declarara Patrimonio de la Humanidad las pinturas rupestres que se conservan ha habido muchos planes. En noviembre el presidente de la Diputación, Javier Moliner, anunció un nuevo impulso para promocionar este rico legado. Quien sabe si algún día la historia valenciana podrá ser, por fin, interminable.
Gráfico del patrimonio valenciano en riesgo pdf

Al rescate del románico. Castilla y León.

Entre la neblina despunta un día gélido, oscuro. Una densa cadena de charcos difumina la vereda que conduce a la iglesia románica de Nuestra Señora de la Asunción, en Osonilla, a treinta kilómetros de Soria. Un autobús de color morado rasga el camino seguido por una fila de vehículos que avanza parsimoniosa esquivando baches. A lo alto se divisa el templo románico al que van llegando en ascensión visitantes que exhalan vaho envueltos en abrigos, gorros y bufandas. La mayoría son integrantes de la Asociación de Amigos del Románico y han decidido dedicar la jornada festiva del 6 de diciembre a disfrutar de algunos iconos del patrimonio soriano.
Sobran aquí las órdenes de hacer fotos sin flash. Saben cómo y a lo que van. Entran al templo en orden y contemplan en silencio el ábside, las bóvedas, los sólidos muros y la adustez ornamental del recinto. Guías turísticos de la zona atestiguan que cada vez son más los aficionados a saber y a disfrutar del románico. Algunos de estos devotos de vestigios que se remontan al siglo XI llegan pertrechados con cámaras de fotografía a la caza del detalle pétreo esculpido en un capitel o de la penumbra modulada por la luz de un pequeño rosetón abierto en un muro.
«¡Ay si estas paredes hablaran…!; son un libro abierto y nos han aportado mucha información a la hora de restaurar el templo». Josemi cuenta el devenir histórico del lugar captando la atención y el silencio de la concurrencia. Es uno de los técnicos de Soria Románica y convierte una insípida descripción arquitectónica en un relato sobre cómo la nave del edificio, usado primero como templo y como granero después, perdió el tejado por el paso de los siglos y el abandono, quedando a cielo descubierto durante décadas en las que el hielo, la lluvia y el sol han hecho aflorar líquenes, escorrentías, grietas y embolsamientos. El aspecto que luce estos días hace que el único recordatorio de los daños acumulados en siglos sean un puñado de fotografías que muestran el antes y el después de la intervención rehabilitadora del proyecto Soria Románica, que además permite ahora apreciar en su esplendor pinturas murales que escenifican un calvario en la pared norte del templo.
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Esta de Osonilla es una de las 35 actuaciones en edificios románicos que el proyecto cultural Soria Románica ha llevado a cabo entre 2007 y 2011 con un presupuesto de seis millones de euros financiados por la Junta de Castilla y León. La Diócesis de Osma-Soria y la Fundación Duques de Soria participan en esta iniciativa que busca convertir el románico en un recurso cultural, social y económico. A falta de rematar algunas obras en iglesias en los próximos meses, el plan cuatrienal concluye este año y la Consejería de Cultura y Turismo no ha desvelado si tendrá continuidad el proyecto en una segunda fase. Un portavoz de la consejería afirmó que «se está estudiando el asunto», como otros muchos en espera de la aprobación del presupuesto.
A lo largo de estos cuatro años, un equipo de diez personas compuesto por arquitectos, arqueólogos y técnicos de otras especialidades se ha ocupado de que las intervenciones rebasen el mero concepto de restauración monumental. «Uno de nuestros objetivos es actuar no solo desde el punto de vista físico de edificios y entornos, sino que ese proceso tuviese trascendencia en la población local», aduce Francisco Yusta, director de la oficina técnica de Soria Románica.
La tarea de involucrar a los vecinos en el apego cultural al patrimonio y la difusión de los bienes restaurados se ha conseguido, en opinión de Francisco Yusta, a través de jornadas de talleres y conferencias en las que se daba cuenta a los lugareños de las intervenciones artísticas más complejas. También se han realizado cursos de formación para introducir en el arte románico a los habitantes de las comarcas de Almazán y San Esteban de Gormaz-Burgo de Osma en las que se ha trabajado estos cuatro años.
Con más de trescientos templos dispersos, Soria tiene en el románico un potencial turístico y cultural latente. «La nuestra es una tarea que va más allá de restaurar y ya está. El trabajo abarca también mentalizar a la gente para que valore, sepa lo que tiene, cómo cuidarlo y darlo a conocer; no es llegar, rehabilitar y pensar que se ha salvado un edificio», sostiene Yusta, cuyo equipo ha elaborado un catálogo de más de cuatrocientos monumentos y evidencias románicas que salpican la provincia.
Arranca el autobús de la Asociación de Amigos del Románico y el próximo destino es la ermita de Nuestra Señora de la Dehesa, en Velamazán. De nuevo, camino de tierra, barro y baches hasta llegar a unas vallas de obra que dejan claro que la ermita, con la casa del santero sin tejado adosada a uno de sus muros, está en rehabilitación.
En este descampado alejado del pueblo los visitantes traspasan el envejecido portón de entrada, conscientes de que las piedras que los arropan del frío exterior han sido testigo de avatares de todo tipo a lo largo de centurias. Apretujados, se entregan al ritual de mirar, apreciar, sorprenderse o imaginar mientras deambulan sigilosos por la nave del templo. No hay luz eléctrica, explica el guía añadiendo, «afortunadamente, como ha sido siempre aquí».
En su web cuentan los aficionados al románico que este estilo concita «el interés de un número creciente de europeos que intuyen en él un orden y una verdad que la civilización actual es incapaz de transmitir. La fuerza con la que lo hace el románico no tiene equivalente en ningún otro arte occidental».
Como emblema de apego por esa época, San Esteban de Gormaz, con poco más de 2.500 habitantes, ejerce de avanzadilla del patrimonio provincial soriano. Dispone de una trama urbana y un conjunto monumental que dan fe de su relevancia en los siglos IX, X y XI, cuando musulmanes y cristianos se alternaron en el señorío de la villa hasta que El Cid la conquista para Castilla.
Incisiones sin descifrar
Algunas de las casas que jalonan calles y callejas tienen en sus fachadas estelas romanas insertas entre la sillería de piedra. En esta villa medieval Soria Románica ha realizado tres intervenciones de calado en la iglesia de Nuestra Señora del Rivero: en la primera, se retiró una pilastra de una pared, dejando descubierta una pintura mural de un calvario que había permanecido oculta hasta nuestros días. Las otras, consistieron en acondicionar las pinturas murales del ábside y la sacristía.
En otro templo románico, el de San Miguel, los restauradores han devuelto al interior su estado original, lo que está permitiendo documentar los enlucidos con los que se han ido revistiendo sus muros con el paso de los siglos. Además, los trabajos arqueológicos han sacado a la luz una necrópolis de los siglos XV-XVI y un singular crucifijo de bronce fechado en el siglo XII. Cuatro alturas de andamios ocupan la nave central. Los trabajos de recuperación del revoco original, datado a finales del siglo XII, han dejado al descubierto centenares de incisiones en los muros con temática muy variada, como sistemas de cuentas, cruces de consagración, grabados de factura popular con imágenes de caballeros y pequeños animales o inscripciones en latín. «Estas incisiones espontáneas, típicas de la cultura popular, ofrecen testimonios de valor para entender este periodo medieval, pues ayudarán a reconstruir la historia del templo y la vida cotidiana», hace notar el equipo de restauradores.
«Quien llega hasta San Esteban de Gormaz lo hace atraído por el románico. Sabe a lo que viene», aprecia Ana Hernando, coordinadora de Amigos del Románico. Del proyecto Soria Románica destaca que ha sido «un regalo para una provincia como la nuestra. No solo por el trabajo en los inmuebles. Ha habido cariño hacia el lugar y los vecinos porque se ha contado con ellos». Una vez restaurados los templos queda el reto de planificar cómo ponerlos en valor, divulgar, atraer visitas, abrirlos al público… Mucho trabajo para una segunda fase de Soria Románica pendiente de que la Junta desvele su futuro.
“El románico es más que arte; es una forma de vivir”
“Intentamos dar una dimensión visible al patrimonio”

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El centro histórico se rejuvenece. Alicante

Ha sido mucho lo que se ha realizado, pero también lo que queda por hacer». Así lo manifiestan los vecinos y comerciantes del casco antiguo y el centro tradicional, que durante años han sido testigos de como se han deteriorado y degradado estas zonas urbanas de Alicante tanto socialmente como en lo que a conservación de edificaciones y espacios públicos se refiere. Un progresivo deterioro que se ha logrado frenar gracias a la inversión privada que ha visto en estos espacios un lugar propicio para la implantación de nuevos negocios, sobre todo de restauración y establecimientos comerciales que han contribuido a reactivar estos espacios y a que la gente vuelva a pasear por ellos. Y también inmuebles de servicios o de carácter cultural, de entre los que destacan la recuperación del edificio de Correos en la plaza de Gabriel Miró o la construcción del Museo de Arte Contemporáneo (MACA) en la calle Villavieja.
Un cambio al que ha contribuido igualmente la puesta en marcha por parte del Ayuntamiento de los planes integrales de rehabilitación y recuperación de ambos barrios. Iniciativas que han supuesto la concesión de ayudas que establecen las administraciones local y autonómica a los proyectos de restauración de los inmuebles, lo que ha permitido mejorar la fisonomía urbana de estas zonas y hacerlas más atractivas para el ciudadano. Una mejora sustancial que se puede comprobar paseando por las calles del centro tradicional y del casco viejo.
Fuentes del Patronato Municipal de la Vivienda indicaron que los expedientes de obra tramitados para la concesión de subvenciones a particulares para la ejecución de obras de mejora en edificios del casco antiguo como del centro tradicional -también conocido como área de San Francisco, han sido 427.
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Ayudas que se otorgan por la Generalitat y el Ministerio de Vivienda a través del Plan Estatal de Vivienda y que suponen una aportación de hasta el 50% del importe de los proyectos de obra que afectan a edificios del casco antiguo, con una subvención máxima por vivienda de 8.000 euros, mientras que en el caso del centro tradicional es de un 30% de la cuantía presupuestada para la mejora y adecuación de los inmuebles.
Valeriano Prieto, técnico del Patronato Municipal de la Vivienda y coordinador de la tramitación de los expedientes de obra, refiere que las subvenciones van dirigidas a potenciar el arreglo de los elementos comunes del edificio , como son las fachadas y cubiertas de los inmuebles, así como la instalación de ascensores, rampas o cualquier otro sistema que mejore la accesibilidad de los ciudadanos a sus viviendas, o la centralización de los contadores de agua y electricidad en un mismo espacio. Una intervención que es necesario en bloques de viviendas antiguas, donde los contadores van por separado, con el fin de adaptarlas a la normativa vigente.
A este respecto indicó que en los dos últimos años han sido en ocho edificios del área de San Francisco en los que se han instalado ascensores. Una medida que, en cambio, no se ha podido llevar a cabo en el casco antiguo debido especialmente a la estructura de los inmuebles, que carecen de espacio para ello. Estas ayudas a particulares han permitido recuperar y a poner en valor la estética y los elementos arquitectónicos más atractivos de edificios, muchos modernistas, repartidos por las calles del centro histórico, y también a devolverles el colorido que caracterizan a estas construcciones.
Eficiencia energética
También resaltó que otro de los objetivos que persigue el Ministerio de Vivienda y la Generalitat y en el que pone especial interés es en dotar a los bloque de pisos de las necesarias instalaciones que consigan mejorar eficiencia energética, la higiene, la protección del medio ambiente en los edificios y la utilización de energías renovables. Para ello se tiene especial atención con los proyectos que impliquen un ahorro en esta materia y en las actuaciones tales como la implantación de sistema de aislamiento térmico tanto en fachadas como en cubiertas y también de doble acristalamientos en ventanas, o la instalación de paneles solares.
Las obras prevén también garantizar la seguridad de los inmuebles mediante intervención sobre los elementos estructurales y la renovación de las instalaciones eléctricas. Estos proyectos cuentan con una subvención para los promotores de hasta el 25% de importe de la intervención.
Desde que en 1994 se aprobó el Plan de Rehabilitación del Centro Histórico Artístico de la ciudad (Plan Racha), los expedientes tramitados para la concesión de ayudas a la rehabilitación de inmuebles han sido de 306, con una aportación económica a los particulares de 5,9 millones de euros y un presupuesto en obras de 20,7 millones. Una partida menor ha sido la destinada a la promoción de la restauración de edificios del centro tradicional, aprobado en 2003, y donde el número total de expedientes tramitados ha sido de 121. Dichas obras, con un presupuesto de 6,9 millones de euros, han sido subvencionadas por la Generalitat Valenciana y el Ministerio de Vivienda con una aportación de 2.208.544 euros. Así , el total de la inversión de las 427 viviendas en las que se ha actuado supera los 27,6 millones de euros y las subvenciones los 8,1 millones.
Entre los edificios más significativos que han recibido alguna ayuda para su restauración se hallan la Casa Carbonell, el edificio Lamaignere, el colegio de Arquitectos, así como una gran número de inmuebles en las calles Jorge Juan, Labradores, Paseíto de Ramiro, Rambla, y las del Teatro, San Fernando, Castaños, o Bailén, entre otras muchas.

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Urbanismo ordena derribar 70 edificaciones en estado ruinoso por el riesgo de derrumbe. Vigo

La Gerencia de Urbanismo cuenta con una larga relación de edificios en estado ruinoso que ordena derribar por el riesgo de desplome. Están dispersos por el casco urbano, los barrios y parroquias, incluido alguno en zonas de la fachada marítima de frecuente paso y atractivo turístico como la Plaza de O Berbés y Montero Ríos; y en calles tan céntricas como Policarpo Sanz, donde la lista recoge dos inmuebles declarados en ruinas que la piqueta debe echar abajo. Alfonso XIII, que baja desde la estación a García Barbón, es otro punto con varias edificaciones degradadas en las que el Concello ha obligado a acometer obras de seguridad por peligro de caída de elementos a la calle y una en concreto tiene que derruirse por su pésima conservación. Los propietarios de un inmueble de Urzáiz (en su tramo peatonal por O Calvario), y los de otro en Areal, en el entorno de la rotonda de la paellera, han recibido también la notificación municipal para que procedan a la demolición.
La Inspección Técnica de Edificios (ITE), que camina por su quinto año de aplicación, ha puesto al descubierto decenas de edificios en estado ruinoso. De los 70 con orden de derribo, treinta tienen como origen el informe de la ITE que concluye que la estructura está colapsada. Recientemente se han derribado tres inmuebles en la calle Numancia a consecuencia del resultado de una de estas inspecciones obligatorias. ésta no es la única rúa que acumula varios casos. En Julián Estévez hay dos inmuebles que deben demolerse, y en la avenida de Galicia, otros tres.
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Las órdenes de medidas urgentes por motivos de seguridad y todas las actuaciones dentro de los expedientes de ruina figuran entre las prioridades del nuevo plan de inspección de la Gerencia de Urbanismo para 2012. En él se establecen nueve criterios de acción. El que figura en primer lugar es la ejecución de sentencias judiciales «en las que se establezca un plazo perentorio». En esta tesitura existe un caso inminente: el edificio de Churruca en el que el Tribunal Superior de Xustiza (TSXG) ordena el derribo parcial. El Concello ya ha sacado a concurso el proyecto de demolición.
El llamado Grado 2º del plan se refiere a las actuaciones dentro de los expedientes de ruina y las órdenes de ejecución donde se constate «peligro para la seguridad de las personas». Urbanismo ha decretado acciones en 275 edificios de la ciudad en los que se detectó riesgo de caída de elementos o desplomes. Entre ellos están los 70 en ruinas.
El plan fija en este apartado que tendrán preferencia las construcciones donde exista peligro «hacia la vía pública o edificaciones linderas que puedan causar graves daños». En cuanto a las zonas a controlar, las prioritarias serán el Ensanche, el Casco Vello y Bouzas «dado su valor histórico, urbanístico y singularidad», establece el documento. Éste hace hincapié en que se acuda al Fiscal, en caso de que los propietarios incumplan las órdenes, por un posible delito de desobediencia». Además de multas cohercitivas para la ejecución forzosa el procedimiento recoge la ejecución subsidiaria por parte del Concello, con la correspondiente factura posterior a los dueños.
La siguiente prioridad dentro del plan de inspección se refiere a las actuaciones en suelos calificados como zonas verdes, espacios libres, dotaciones, equipamientos públicos y suelos rústicos «en los que se desarrollen usos prohibidos o carentes de autorización autonómica preceptiva». Igualmente se prestará especial atención a los yacimientos arqueológicos y a las actividades «potencialmente contaminadoras de la atmósfera». El Grado 4º tiene como finalidad vigilar las obras de nueva planta destinadas a usos distintos de vivienda, así como los grandes movimientos de tierra que alteren la topografía natural de los terrenos. También se concederá prioridad a sancionar las construcciones en suelo rústico sin licencia y, ya en el Grado 5º, entran las intervenciones que supongan un aumento de volumen o aprovechamiento urbanístico no permitido y las órdenes de ejecución en inmuebles en mal estado «que no revistan peligro para la seguridad de las personas».

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Una muralla árabe condenada al olvido. Valencia

Los restos de la muralla árabe encarnan más de mil años de la historia que se respira en las casas, calles y patios del barrio del Carmen. Sin embargo, el alma se encoge al visitar los restos de una fortificación que más que a historia huele a abandono.
El plan para recuperar el baluarte ha conocido distintas versiones desde hace 20 años, sin embargo, apenas ha avanzado. Solo en 1997 la imagen de la zona cambió, y fue gracias a la Asociación de Vecinos Barrio del Carmen que invirtió tiempo, esfuerzo y dinero en adecentar «el estercolero» en el que se habían convertido alrededores de la muralla. La iniciativa apenas duró y la muralla lleva más de 14 años viendo cómo la suciedad campa a sus anchas, en un lugar que está muy lejos de parecer valioso, a pesar de ser testigo directo del paso del tiempo y la evolución de la ciudad.
En 2005 se aprobó el Plan de Urbanización del Entorno de la Muralla Árabe del barrio del Carmen, previo acuerdo con los vecinos, que consiguieron cambiar la propuesta inicial que incluía derribar 16 edificios €y desalojar a 150 vecinos€ para recuperar los restos arqueológicos. Los vecinos se pusieron en pie de guerra y, finalmente, consiguieron que el plan solo contemple 6 derribos y ningún desahucio. El proyecto se compone de cuatro unidades de ejecución en las que quedarán visibles retazos de 137 metros de la muralla, además de varios torreones.
Pero ahí no acaba la cosa. La intervención total afecta a 8.170 metros cuadrados €desde la plaza del Furs hasta la del Tossal€ donde se construirán nuevas viviendas, jardines, dotaciones y hasta un centro de día para la tercera edad. En 2008 solo habían comenzado las expropiaciones de una de las unidades.
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El plan es a tres bandas. La Conselleria de Infraestructuras €de la que depende la oficina del plan RIVA (Rehabilitación Integral de Valencia)€ lleva el peso de un plan donde el Ivvsa se encarga de las expropiaciones y el ayuntamiento de la tramitación urbanística.
Seis años después de la aprobación del proyecto, nada se sabe del mismo, que lo único que tiene, eso sí, es partida presupuestaria. Y desde hace años, aunque cada vez va a menos. Primero, el Consell destinó tres millones de euros, que luego pasaron a dos €divididos en tres anualidades, de 2009 a 2011€ y ahora, a 1.567.219 euros. Así consta en la última propuesta de acuerdo del ayuntamiento para que la Conselleria de Economía, Hacienda y Empleo, y la de Medio Ambiente, Agua, Urbanismo y Vivienda procedan al reajuste de las anualidades que ahora se engloban en una única partida para 2012.
Desde EU anunciaron la semana pasada que presentarán una moción para exigir que se modifique el PEPRI del Carmen ya que «la financiación depende del Consell, que no empieza nunca».

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